miércoles, 30 de marzo de 2016

Notas del Autor


Venezolanos, ciudadanos ambientales.


“Es la debilidad del hombre lo que lo hace sociable; son nuestras comunes miserias las que inclinan nuestros corazones a la humanidad (…) Yo no concibo que quien no tiene necesidad de nada pueda amar algo: y no concibo que quien no ame nada pueda ser feliz” (Jean-Jacques Rousseau en Savater: 2004, pág. 89).

El ser humano posee la capacidad de transformarse y transformar su entorno, conocido como el medio ambiente, tomando recursos para convertirlos en bienes útiles. Esta relación de dependencia ha permitido la supervivencia del hombre pero también ha traído consigo dificultades de convivencia entre sus acciones, la naturaleza y futuras generaciones.

Los recursos naturales sirven de base para la vida y el sustento de la humanidad; el bienestar social depende en gran medida de la biodiversidad que contiene la naturaleza y de los servicios ecosistémicos que ofrece (agua, microclimas favorables a la actividad agrícola, paisajes,…)[1].

Sin embargo, en situación de pobreza los individuos se ven sometidos a una precariedad tal conducente a acciones de subsistencia, nocivo para la conservación de su ecosistema. Al respecto De Vries (2011) señala que “la pobreza de grandes sectores de la población hacen que problemas de supervivencia supere la importancia de la conducta preventiva de daños” [2]
El individuo al sentirse amenazado por su entorno, no vive, simplemente sobrevive, y en su defensa se vuelve agresivo justificando su actuación frente al medio ambiente y la sociedad en general. Las personas que tienen que luchar por su sobrevivencia en medio de una profunda adversidad cotidiana -aquellos que viven al día- no están en condiciones de adoptar una actitud ciudadana (Torres, 2009).

La noción de ciudadanía se circunscribe a una serie de compromisos éticos presentados en diversas etapas de la vida del hombre, particularmente a la mayoría de edad en la que puede ejercer el derecho al voto; También se relaciona con la participación y la igualdad entre los miembros de un colectivo. La conducta ciudadana es inherente a la condición humana, a sus relaciones y por tanto alcanza el ámbito ambiental, en cuyo caso se asocia a deberes y derechos que cada individuo debe ejercer frente al medio ambiente, de acuerdo a su rol en la sociedad[3].

El PNUMA (2006) hace mención al ciudadano ambiental definido como un ciudadano crítico y consciente que comprende, se interesa, reclama y exige sus derechos ambientales y que a su vez, está dispuesto a ejercer su propia responsabilidad ambiental[4].

En este orden de ideas, la Ciudadanía Ambiental se refiere a la acción consciente, responsable y activa del hombre, como parte de una sociedad, que reclama el derecho básico a vivir en las mejores condiciones posibles actuales y futuras como resultado del cumplimiento de sus compromisos para con el ambiente.

Lo anterior admite la práctica de actividades productivas amigables con el medio ambiente natural, sustentadas en el aprovechamiento racional de los recursos naturales. Además, exige superar ideas convencionales respecto a este importante recurso y asumirlo como herramienta para la prosperidad nacional y la reducción de la pobreza, tareas pendientes en la actualidad. Asimismo, implica la comprensión del bien que debemos hacer y del mal que debemos evitar a la naturaleza, al hombre, su cultura y descendencia; en otras palabras, reclama la práctica de la consciencia ambiental.

El papel que la educación ejerce en la formación de la conciencia ciudadana es trascendental para una relación hombre-naturaleza armónica. Es preciso lograr que los dueños y, por ende, responsables de los recursos naturales –el colectivo, todos nosotros- cuenten con información categórica y oportuna sobre las virtudes, desventajas y limitaciones de aprovechar la naturaleza. La información crea consciencia, la consciencia crea responsabilidad.

Por ello pienso en una Venezuela donde sus habitantes tengan acceso a una educación de calidad, donde las escuelas, liceos y universidades se esfuercen en forjar ciudadanos integrales para la vida, la sociedad y el país. 

Anhelo una Venezuela con excelente calidad de vida, con ciudadanos de buena voluntad en el uso de los recursos naturales.

Espero una Venezuela que rechace la anarquía como opción para el logro de sus objetivos inmediatos, con gran sentido de pertenencia por su país y tengan consciencia del carácter finito de nuestro planeta.

Mi compromiso es aportar a la construcción de un país capaz de alcanzar el desarrollo sustentable de su territorio, mediante la formación continua de sus habitantes y el diseño de estrategias de aprovechamiento racional y conservación eficaz de su capital natural; la Venezuela. La unión de esfuerzos, el respeto hacia el otro y el compromiso es vital en el cometido de sensibilizar y garantizar la prosperidad de todos.

Apuesto por una Venezuela donde todos seamos ciudadanos ambientales, que contribuyan a la economía nacional con la ejecución de actividades productivas como el turismo rural, la agroecología, la zoocría de especies amenazadas, huertos escolares sostenibles,… donde su población desee vivir y lograr sus aspiraciones. 

¡Este es el país que quiero, el país que merecemos y juntos lo podemos lograr!

Venezuela es sinónimo de riqueza natural. Debemos amarla, respetarla y valorarla.



Referencias Bibliográficas
De Lucio Fernández, J. V. (2011). Gestión y evaluación de áreas naturales y del patrimonio natural. Monografía no publicada. Universidad de Alcalá. Alcalá de Henares, España. 
De Vries, R. (1999). Enfrentar Tragedias sin Capital Social. Educación y Sociabilidad. [Documento en línea]. Disponible: http://www.robertodevries.com/index.php?accion=ver_articulo&arti_id=1639&articulo=enfrentar-tragedias-sin-capital-social.-educaci%C3%B3n-y-sociabilidad. [Consulta: 2010, Julio 08].
Guerra, L. M. (2008). Ciudadanía ambiental: Unidos por la ecología. Revista Crónica [Documento en línea]. Disponible: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=379249 [Consulta: 2012, Abril 15].
PNUMA (2006). Definición de un ciudadano ambiental. [Documento en línea]. Disponible: http://www.pnuma.org/ciudadania/def_ciudadano.php. [Consulta: 2012, Abril 15].
Savater, F. (2004). Ética para Amador. (2da ed.). Barcelona, España: Editorial Ariel.







[1] Los servicios ecosistémicos son funciones de la naturaleza que la sociedad considera beneficio. De Lucio Fernández (2011) explica que los ecosistemas ofrecen servicios a la sociedad tanto de abastecimiento (alimento, agua, madera, recursos genéticos), como de regulación (control de la composición de gases atmosféricos y del clima, regulación del ciclo hidrológico y de las inundaciones, control de la erosión y retención de nutrientes; formación de suelo y ciclos biogeoquímicos; polinización, control biológico de poblaciones, entre otros) y servicios culturales (estéticos, espirituales, educativos y recreativos). Los servicios ecosistémicos hacen posible la vida humana y permiten que merezca la pena.
[2]Ver artículo Enfrentar Tragedias sin Capital Social. Educación y Sociabilidad. En:http://www.robertodevries.com/index.php?accion=ver_articulo&arti_id=1639&articulo=enfrentar-tragedias-sin-capital-social.-educaci%C3%B3n-y-sociabilidad.
[3] Guerra, L. M. (s.f.). Ciudadanía ambiental: Unidos por la ecología. Ver en: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=379249
[4] En: http://www.pnuma.org/ciudadania/def_ciudadano.php.

6 comentarios :

  1. Me parece super excelente toda la informacion que has publicado, ademas del diseño.
    Realmente que el tema es bastante nutrido!

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  2. Wao!!! está súper completo, me encanta!!!

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  3. Gracias por sus comentarios, chicas!

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  4. Excelente tu presentación, educativa sobre todo la parte de la agricultura familiar, hay que fomentar la responsabilidad en nuestros hijos a través de una actividad tan sencilla como cuidar una planta.

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  5. Bastante interesante tu Blog, muy ilustrativo e informativo, gracias.

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