Venezolanos, ciudadanos ambientales.
“Es
la debilidad del hombre lo que lo hace sociable; son nuestras comunes miserias
las que inclinan nuestros corazones a la humanidad (…) Yo no concibo que quien
no tiene necesidad de nada pueda amar algo: y no concibo que quien no ame nada
pueda ser feliz” (Jean-Jacques Rousseau en Savater: 2004, pág. 89).
El ser humano posee la capacidad de transformarse y transformar su entorno, conocido como el medio ambiente, tomando recursos
para convertirlos en bienes útiles. Esta relación de dependencia ha permitido
la supervivencia del hombre pero también ha traído consigo dificultades de
convivencia entre sus acciones, la naturaleza y futuras generaciones.
Los recursos naturales sirven de base para la
vida y el sustento de la humanidad; el bienestar social depende en gran medida de la
biodiversidad que contiene la naturaleza y de los servicios ecosistémicos que ofrece (agua, microclimas favorables a la actividad agrícola, paisajes,…)[1].
Sin embargo, en situación de pobreza los individuos
se ven sometidos a una precariedad tal conducente a acciones de subsistencia, nocivo
para la conservación de su ecosistema. Al respecto De Vries (2011) señala que
“la pobreza de grandes sectores de la población hacen que problemas de
supervivencia supere la importancia de la conducta preventiva de daños” [2].
El individuo al sentirse amenazado por su entorno, no vive, simplemente sobrevive, y en su
defensa se vuelve agresivo justificando su actuación frente al medio ambiente y
la sociedad en general. Las personas que tienen que luchar por su
sobrevivencia en medio de una profunda adversidad cotidiana -aquellos que viven
al día- no están en condiciones de adoptar una actitud ciudadana (Torres, 2009).
La noción de ciudadanía se circunscribe a una
serie de compromisos éticos presentados en diversas etapas de la vida del hombre,
particularmente a la mayoría de edad en la que puede ejercer el derecho al voto;
También se relaciona con la participación y la igualdad entre los miembros de
un colectivo. La conducta ciudadana es inherente a la
condición humana, a sus relaciones y por tanto alcanza el ámbito ambiental, en
cuyo caso se asocia a deberes y derechos que cada individuo debe ejercer frente
al medio ambiente, de acuerdo a su rol en la sociedad[3].
El PNUMA (2006) hace mención al ciudadano ambiental definido como un
ciudadano crítico y consciente que comprende, se interesa, reclama y exige sus derechos
ambientales y que a su vez, está dispuesto a ejercer su propia responsabilidad
ambiental[4].
En este orden de ideas, la Ciudadanía Ambiental se refiere a la
acción consciente, responsable y activa del hombre, como parte de una sociedad,
que reclama el derecho básico a vivir en las mejores condiciones posibles
actuales y futuras como resultado del cumplimiento de sus compromisos para con
el ambiente.
Lo anterior admite la práctica de actividades
productivas amigables con el medio ambiente natural, sustentadas en el
aprovechamiento racional de los recursos naturales. Además, exige superar ideas
convencionales respecto a este importante recurso y asumirlo como herramienta
para la prosperidad nacional y la reducción de la pobreza, tareas pendientes en
la actualidad. Asimismo, implica la comprensión del bien que
debemos hacer y del mal que debemos evitar a la naturaleza, al hombre, su
cultura y descendencia; en otras palabras, reclama la práctica de la consciencia ambiental.
El papel que la educación ejerce en la
formación de la conciencia ciudadana es trascendental para una relación
hombre-naturaleza armónica. Es preciso lograr que los dueños y, por ende, responsables
de los recursos naturales –el colectivo, todos nosotros- cuenten con
información categórica y oportuna sobre las virtudes, desventajas y
limitaciones de aprovechar la naturaleza. La información crea consciencia, la consciencia
crea responsabilidad.
Por ello pienso en una Venezuela donde sus
habitantes tengan acceso a una educación de calidad, donde las escuelas, liceos
y universidades se esfuercen en forjar ciudadanos integrales para la vida, la
sociedad y el país.
Anhelo una Venezuela con excelente calidad de
vida, con ciudadanos de buena voluntad en el uso de los recursos naturales.
Espero una Venezuela que rechace la
anarquía como opción para el logro de sus objetivos inmediatos, con gran sentido de pertenencia por su país
y tengan consciencia del carácter finito de nuestro planeta.
Mi compromiso es aportar a la construcción de un país capaz de alcanzar el desarrollo sustentable de su territorio, mediante la formación continua de sus habitantes y el diseño de estrategias de aprovechamiento racional y conservación eficaz de su capital natural; la Venezuela. La unión de esfuerzos, el respeto hacia el otro y el compromiso es vital en el cometido de sensibilizar y garantizar la prosperidad de todos.
Apuesto por una Venezuela donde todos seamos
ciudadanos ambientales, que contribuyan a la economía nacional con la ejecución
de actividades productivas como el turismo rural, la
agroecología, la zoocría de especies amenazadas, huertos escolares sostenibles,… donde su población desee vivir y lograr sus aspiraciones.
¡Este es el país que quiero, el país que
merecemos y juntos lo podemos lograr!
Venezuela es sinónimo de riqueza natural.
Debemos amarla, respetarla y valorarla.
Referencias Bibliográficas
De Lucio Fernández,
J. V. (2011). Gestión y evaluación de
áreas naturales y del patrimonio natural. Monografía no publicada.
Universidad de Alcalá. Alcalá de Henares, España.
De Vries, R. (1999). Enfrentar Tragedias sin Capital Social.
Educación y Sociabilidad. [Documento en línea]. Disponible:
http://www.robertodevries.com/index.php?accion=ver_articulo&arti_id=1639&articulo=enfrentar-tragedias-sin-capital-social.-educaci%C3%B3n-y-sociabilidad.
[Consulta: 2010, Julio 08].
Guerra, L. M. (2008).
Ciudadanía ambiental: Unidos por la
ecología. Revista Crónica [Documento en línea]. Disponible: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=379249
[Consulta: 2012, Abril 15].
PNUMA (2006). Definición de un
ciudadano ambiental. [Documento en línea]. Disponible: http://www.pnuma.org/ciudadania/def_ciudadano.php.
[Consulta: 2012, Abril 15].
Savater, F. (2004). Ética para Amador. (2da ed.). Barcelona,
España: Editorial Ariel.
[1] Los
servicios ecosistémicos son funciones de la naturaleza que la sociedad
considera beneficio. De Lucio Fernández (2011) explica que los ecosistemas
ofrecen servicios a la sociedad tanto de abastecimiento (alimento, agua,
madera, recursos genéticos), como de regulación (control de la composición de
gases atmosféricos y del clima, regulación del ciclo hidrológico y de las
inundaciones, control de la erosión y retención de nutrientes; formación de
suelo y ciclos biogeoquímicos; polinización, control biológico de poblaciones,
entre otros) y servicios culturales (estéticos, espirituales, educativos y recreativos).
Los servicios ecosistémicos hacen posible la vida humana y permiten que merezca
la pena.
[2]Ver
artículo Enfrentar Tragedias sin Capital
Social. Educación y Sociabilidad.
En:http://www.robertodevries.com/index.php?accion=ver_articulo&arti_id=1639&articulo=enfrentar-tragedias-sin-capital-social.-educaci%C3%B3n-y-sociabilidad.
[3] Guerra,
L. M. (s.f.). Ciudadanía ambiental: Unidos por la
ecología. Ver
en: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=379249
[4] En:
http://www.pnuma.org/ciudadania/def_ciudadano.php.
Me parece super excelente toda la informacion que has publicado, ademas del diseño.
ResponderBorrarRealmente que el tema es bastante nutrido!
Wao!!! está súper completo, me encanta!!!
ResponderBorrarGracias por sus comentarios, chicas!
ResponderBorrarExcelente tu presentación, educativa sobre todo la parte de la agricultura familiar, hay que fomentar la responsabilidad en nuestros hijos a través de una actividad tan sencilla como cuidar una planta.
ResponderBorrarBastante interesante tu Blog, muy ilustrativo e informativo, gracias.
ResponderBorrarGracias por sus comentarios!
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